Galileo Galilei, el primer divulgador

El 28 de septiembre celebramos el Día Internacional de la Cultura Científica, cuya fecha se escogió en conmemoración del estreno del primer capítulo de la serie Cosmos de Carl Sagan en 1980. La propuesta de marcar esta fecha en el calendario fue presentada ante la UNESCO en 2020 por la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica A. C. (Somedicyt) y otras cinco instituciones de México y Costa Rica, cuando la pandemia de COVID-19 puso en evidencia el impacto social de la desinformación, así como la importancia de promover una cultura que le permita al público general acercarse a temas científicos y tomar decisiones a partir de ellos.

En este contexto, es fundamental reconocer el papel de los divulgadores científicos, quienes actúan como un puente entre la ciencia y la sociedad. Su labor es transmitir conceptos complejos de forma clara, utilizando un lenguaje sencillo y a menudo recurriendo a ejemplos cotidianos para facilitar su comprensión. Si bien el término “divulgación científica” es relativamente moderno, la figura y la labor del divulgador como tales han existido desde muchísimo antes. Podemos remontarnos incluso hasta el siglo XVII, a la figura de Galileo Galilei, a quien pudiera considerársele como el primer divulgador de la ciencia.

Un genio entre la ciencia y la persecución

Nacido en 1564 en la ciudad Pisa, Italia, Galileo fue un físico, matemático y astrónomo a quien se le atribuyen numerosos descubrimientos revolucionarios que sentaron las bases de la ciencia moderna. Entre sus aportaciones, se encuentran las leyes del movimiento y la mejora del telescopio, lo que le permitió ser el primero en observar detalles como las lunas de Júpiter, las fases de Venus y las manchas solares. Por desgracia, no todos sus avances fueron bien recibidos y la Inquisición lo acusó de herejía al defender públicamente la teoría heliocéntrica de Copérnico, que establece que la Tierra gira alrededor del Sol y no el Sol alrededor de la Tierra, como había propuesto Aristóteles con su teoría geocéntrica. La acusación llegó a juicio y Galileo se retractó públicamente de haber defendido esta idea, lo que redujo su sentencia a simplemente vivir sus últimos años en arresto domiciliario.

Pero como, después de haber sido judicialmente requerido por mandato del Santo Oficio a abandonar completamente la falsa opinión de que el Sol es el centro del mundo y que no se mueve y que la Tierra no es el centro del mundo y se mueve, y a no sostener, defender o enseñar esta falsa doctrina de ningún modo, ya sea oralmente o por escrito; y después de habérseme notificado que esta doctrina era contraria a las Sagradas Escrituras, escribí y publiqué un libro en donde trato de esta doctrina ya condenada… […]. Deseando quitar de la mente de sus eminencias y de todo fiel cristiano esta vehemente sospecha, justamente concebida contra mí, con corazón sincero y fe no fingida abjuro, maldigo y detesto los errores y herejías ahora mencionados. […] Yo, Galileo Galilei, he abjurado como consta arriba, por mi propia mano“.

Abjuración pública de Galileo Galilei

“Y, sin embargo… se mueve”.

—Cita adjudicada a Galileo Galilei. Supuestamente la dijo al salir de su juicio.

Galileo ante el Santo Oficio (Joseph-Nicolas Robert-Fleury, 1847)
Galileo ante el Santo Oficio (Joseph-Nicolas Robert-Fleury, 1847)

¿Por qué se considera a Galileo como el primer divulgador?

Galileo no sólo fue un científico brillante, sino también un excelente comunicador. En su época, la mayoría de los textos científicos eran escritos y publicados en latín, lo que limitaba su difusión a las élites intelectuales, pero Galileo causó revuelo al publicar los suyos en italiano, el idioma común de su entorno, lo que permitió que sus ideas llegaran a un público mucho más amplio. Y esto no fue todo. Obras como Diálogo sobre los máximos sistemas del mundo y El mensajero sideral explican sus descubrimientos científicos de una manera bastante accesible para el lector no especializado, mezclando rigor técnico con narrativa; estas obras, además, popularizaron también la práctica de la observación astronómica y el uso del telescopio.

La divulgación científica hoy

En toda la historia de la humanidad, jamás ha habido tantos científicos e ingenieros como los hay en la actualidad. Hoy vivimos en una época de descubrimientos científicos y avances tecnológicos sin precedentes, pero también en una en la que la desinformación puede propagarse con facilidad, por lo que los divulgadores científicos cumplen un papel fundamental.

Galileo Galilei entendió hace 400 años que el conocimiento debe compartirse y cuestionarse. Su labor como divulgador nos recuerda que la ciencia es un bien común y que es responsabilidad de todos los que tenemos acceso a ella compartirla con el mundo. Figuras como Carl Sagan, Neil deGrasse Tyson, Julieta Fierro y numerosas personas alrededor del mundo continúan con este legado, utilizando los medios de comunicación modernos para transmitir ciencia a audiencias globales, fomentar el pensamiento crítico y proporcionar herramientas para la toma de decisiones.

“Hoy más que nunca, se evidencia la imperiosa necesidad de fortalecer, por todos los medios posibles, una cultura ciudadana compatible con la ciencia, que permita a las personas tomar decisiones fundamentadas para enfrentar de mejor manera los retos, mantener una postura crítica ante la información falsa y contribuir a que la sociedad enfrente exitosamente crisis como la pandemia y asuntos como el cambio climático, la demanda energética, el desarrollo sostenible, la intolerancia y muchos otros de enorme importancia para la humanidad y para el planeta”.

Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica A. C

La AEIF está conformada por numerosos estudiantes comprometidos con la divulgación científica. Este 28 de septiembre, celebramos todas sus contribuciones y les agradecemos enormemente por su tiempo y esfuerzo.