El miedo a las matemáticas
Todos los que estudiamos física, química, programación, ingeniería o algún área afín hemos escuchado más de una vez comentarios del tipo “wow, yo jamás podría”, “qué valiente”, “has de ser muy inteligente” o “¿quién en su sano juicio estudia matemáticas voluntariamente?”, como si estudiarlas sin completo disgusto fuera una gran anomalía de la naturaleza, pero ¿por qué? ¿Por qué existe esta aritmofobia colectiva? ¿Por qué está socialmente aceptado decir “odio las matemáticas”, pero no “odio la literatura, el derecho, la historia, los idiomas o el cine”?. Si le preguntamos a diferentes personas, obtendremos gran variedad de respuestas, como malas experiencias, malos profesores, dificultad en general para entender los temas, el modelo educativo, simple diferencia de intereses, etc., sin embargo, todas éstas son cosas que pueden decirse de cualquier otra área del conocimiento a la que nos hayamos tenido que enfrentar en la escuela. Entonces, ¿qué tienen de diferente las matemáticas?
En este artículo, exploramos todas estas preguntamos, para lo que entrevistamos a Leonel Blanco, estudiante de 7mo semestre de Ing. Física en la UADY y profesor de matemáticas en el centro de asesorías La Academia (Mérida, Yucatán) que ha impartido varios talleres de programación y simulación computacional.
¿Por qué le tenemos miedo a las matemáticas?
Bueno, en primera, desde un contexto histórico y cultural, desde tiempos ancestrales, las matemáticas eran reservadas para el grupo selecto de la clase noble. Entonces, desde esos tiempos, las matemáticas quedaron clasificadas para un grupo de personas, y ese miedo o esa forma de que sólo estaban reservadas para ese grupo, yo creo que se fue heredando, […], se fueron traspasando de generación en generación y se quedó como un “ah, mira, esto sólo es para un grupo de personas, las que tienen acceso al conocimiento” y eso se tradujo a un “ah, sólo es para genios”.
Ese miedo […] permanece hasta la actualidad, a pesar de que [las matemáticas] están por todas partes. Si yo voy a la tienda, el señor de la tienda utiliza las matemáticas para todo, excesivamente para todo: para contar el material que necesita para su inventario, para llevar la caja, etc., etc. El sistema educativo actual y desde hace mucho tiempo nos enseña que las matemáticas son un conjunto de operaciones con un resultado exacto, pero las matemáticas, entenderlas bien, es entender esos procesos. Es entender que […] sumar es añadir, restar es quitar, multiplicar es hace una suma muchas veces y dividir es hacer una resta muchas veces. Entonces yo resumiría todo esto en que se enseña [a las matemáticas] como cálculos exactos, con una única respuesta a encontrar y si no lo saben hacer está mal.
¿Crees que las malas experiencias son un factor decisivo?
Claro. Las matemáticas están llenas de experiencias negativas porque la mayoría de los estudiantes siempre tienen un punto en el que dicen “eso no me salió, voy a reprobar” o “mis papás me van a regañar”, etc., etc. Por ejemplo, en mi experiencia, yo recuerdo haber participado en un concurso de matemáticas […] y recuerdo que para mí fue un horror porque me presionaron mucho. No tomaba clases porque todo el día me la dedicaba a estar resolviendo ejercicios para la olimpiada de matemáticas y eso me generó una especie de trauma y odio hacia la geometría, porque era el tema que menos comprendía o el que más se me dificultaba, y durante toda mi vida no me ha gustado la geometría.
¿A qué crees que se deben tantas experiencias negativas que ha tenido la gente?
A la pésima forma de enseñar. [En matemáticas], todo es un eslabón, una cadenita de aprendizaje: si no aprendiste a sumar, no vas a poder aprender a restar; si no aprendiste trigonometría, difícilmente vas a poder aprender cálculo. Si no aprendes bien algo, no vas a poder aprenderlo después porque ya están viendo otras cosas y, para colmo, en las primarias, al menos en México, cada grado, cada año tienen un nuevo maestro con un método de enseñanza diferente y está el típico “eso lo debieron haber visto en tercero” y cuando estaban en tercero “eso lo van a ver en quinto”. Es algo muy común y eso un error fatal en la forma a de enseñar matemáticas, porque te desbloquea un miedo y una ansiedad de decir “eso ya lo debo saber, ¿por qué no lo sé?”.
Otro gran factor son las comparativas entre de estudiantes. Siempre hay alguien que sabe de matemáticas, alguien que curioseó, alguien que fue asesorías extra, alguien que fue a una olimpiada y sabe más y cuando te ponen junto a él te comparas. ¿Cómo es que a TI te fue mal si se supone que están en el mismo salón y saben lo mismo? Y eso está mal. En primero, a nivel personal, y en segundo, porque hablamos de matemáticas, que de por sí representan un grado de razonamiento y abstracción, que es lo importante, que otras materias no tienen.
¿A qué te refieres con que las matemáticas necesitan un razonamiento más abstracto?
A que así lo plantean los maestros y los libros de educación actual. Justamente el típico “Juanito compró 400 manzanas” y yo así de “¿cuándo y para qué voy a comprar yo 400 manzanas?”. Pero si lo pusieran en un contexto más real de “mira, me quiero comprar una computadora nueva que me cuesta $400 y yo tengo dos billetes iguales nada más, y cuando yo la compré me voy a quedar sin nada de dinero, ¿cuánto cuesta cada billete?” $200. El estudiante lo analiza con un “obvio, mi papá tiene dos billetes verdecitos de $200 cada uno, me cuesta $400 y me quedo sin nada”, pero si tú le dices “tengo 400 manzanas y lo quiero repartir entre 2 amigos” como que no. Los estudiantes necesitan entender que, si bien lo que están aprendiendo es algo abstracto, es algo real.
De ahí sale el típico de “profe, ¿yo cuándo voy a usar eso?” y comienza a existir este rechazo hacia [las matemáticas]. Saber la ecuación cuadrática o el teorema fundamental del cálculo no te va a servir para ir a comprar, no, pero mi frase es que las matemáticas no sirven en la vida. El razonamiento de las matemáticas es lo que te sirven en la vida, porque aprender matemáticas es aprender el proceso que hay detrás de algo, de una ecuación, de una formulación, de una suma, de una ecuación básica de primer grado. Es simplemente saber qué es lo que estoy haciendo.
¿Cómo superamos el miedo a las matemáticas?
[Hay que] empezar a mostrar las matemáticas como algo real, como algo que está en todas partes, no como una materia aparte, que eso sigue siendo ese error. En todas partes están las materias de sociales, las materias de lengua, las materias de no sé qué y las de matemáticas. Se excluye a las matemáticas como si éstas no estuvieran presentes en todas partes. Pasa mucho en la prepa, por ejemplo, cuando los alumnos escogen un área de especialidad y muchos escogen la que creen que no tiene matemáticas, pero no se puede huir de ellas. Es empezar a decir “mira, tú, para aprender turismo, necesitas matemáticas, aquí están” y enseñar esas matemáticas, porque entonces están allí, incluso si no nos damos cuenta.
Entonces, ¿es el sistema educativo el que no se ha sabido amoldar a las peculiaridades de las matemáticas?
Ay, cómo cambiar el miedo a las matemáticas que se genera en los estudiantes por el sistema educativo. Es algo muy extraño porque aparentemente se contradice, porque siempre te dicen que eso te va a servir después, pero nunca encontramos esa conexión. Es como “mira, aprendí fracciones y el siguiente tema es álgebra, ¿para qué aprendí fracciones? Quién sabe. El siguiente tema son ecuaciones de segundo grado, ¿yo para qué aprendí ecuaciones de primer grado?”. Sabemos que la complejidad aumenta, pero no sabemos por qué aumentó o si los temas tienen una relación entre ellos. Entonces ése es el problema: no hacer esa relación entre los temas. […] Es importante decir “mira, ¿te va a servir? Sí, y el siguiente tema se relaciona directamente con lo que acabas de ver. ¿Por qué? Por esto y esto otro”. Entonces, si tú no aprendes a enseñar matemáticas de una manera gradual, que todos lo vean como un escaloncito, que pueden ir avanzando lentamente uno por uno, bueno, está mal, no puedes […] enseñar bien así a todos. […] Si cada uno aprende a su ritmo, escalón por escalón, nunca les tendrá miedo a las matemáticas.
[…]
El sistema educativo también es culpable porque te enseñan desde el comienzo que las matemáticas es una ciencia exacta que tiene una única respuesta ante todos los males y todas las situaciones, y mucha de la enseñanza se centra justamente en ese paso a paso para llegar a la respuesta correcta, sin embargo, ese razonamiento puede ser de diferentes formas, cada uno lo puede resolver una manera diferente y llegar al mismo resultado o uno similar. Entonces, desde la primaria hay que empezar a mostrarles que tienes que aprender a pensar, porque eso es lo que te va a hacer allí muy poderoso en la actualidad, en una época moderna, donde debemos vivir listos para pensar.
No tienes que memorizar el paso a paso, tienes que aprender a pensar, a entender. Hay que aprender a entender. […] Me remonto a la historia de Gauss, donde al pobre niño lo pusieron a sumar todos los números del 1 al 100 y dijo “No voy a ser como los demás, no voy a sumar de la forma clásica” […] y empezó a pensar y dijo “si agarro el primero y el último, sumo y me da 101; si agarro el segundo número y el penúltimo, 101; ¿cuántos pares son? 50. Los multiplico y tengo 5050”. Y eso son matemáticas.
¿Así que quieres que la gente aprenda matemáticas? ¿Quieres que la gente se vuelva más inteligente? Hazla pensar, no hagas que le tengan miedo a pensar.
¿Algo más que te gustaría añadir?
Si no le quieres tener miedo a las matemáticas, necesitas a empezar a ver a las matemáticas como lo que son: un lenguaje muy importante dentro de nuestro mundo, de nuestro universo, que te sirven para entender muchas cosas. No siempre las vas a usar, pero el razonamiento que te van a dar son lo suficientemente poderosos para que entiendas cómo funcionan las demás cosas. Un razonamiento matemático significa la capacidad de pensar y de ver más allá de la información que tienes aprender. Matemáticas es aprender sobre el mundo y sobre las cosas que te rodean.
referencias
- *Imagen de portada creada con Leonardo.ia.