La física detrás de las prótesis de pierna de los atletas paralímpicos
El avance de la ciencia y la tecnología ha permitido a las personas con discapacidad y, en especial, a aquellas que se dedican al deporte, un avance espectacular que se ha visto traducido en prótesis de alta calidad diseñadas para una correcta práctica deportiva.
Las primeras prótesis de piernas aparecieron en los años 70 y las que encontramos hoy en día han mejorado a niveles increíbles fabricadas con hasta 80 planchas de fibra de carbono para optimizar el mejor rendimiento.

En la actualidad existe una gran infinidad y gama de prótesis para nivel de amputación transfemoral, siendo capaces de brindar anatomía y un eficaz proceso de la marcha para el usuario durante sus actividades deportivas o cotidianas.
Su funcionamiento es 100% mecánico y se basa en la contracción de la prótesis y la energía cinética derivada del movimiento del cuerpo, que se libera cuando la cuchilla vuelve a su formato original. Evidentemente, una prótesis para el día a día no tiene nada que ver con una diseñada para un atleta de alto rendimiento en atletismo. Existen distintos tipos de prótesis para cada atleta y según el deporte que practique, tienen unas características u otras.

Ante el uso de una prótesis transfemoral, los componentes más importantes son: El socket, la rodilla y el pie protésico; siendo estas tres partes las encargadas de lograr la anatomía y confort del usuario.
Dentro de los juegos paralímpicos existe una codificación especial para diferenciar las distintas disciplinas que pueden haber dentro de un mismo deporte, es decir, para hacer referencia a aquellos que posean características en común que les permitan tener un rendimiento similar entre los atletas de una misma disciplina. Comúnmente las divisiones contempladas para cada deporte son: visual, motor, cognitivo y auditivo.
Para los atletas que tienen el movimiento limitado de la parte inferior de una o ambas piernas en un grado bajo o moderado la categoría que los engloba es la T44.